Algunas consideraciones en torno a la miel

Precauciones en la ingesta de miel en lactantes

La miel (al igual que otros endulzantes) puede ser también peligrosa para los bebés. Esto se debe a que al mezclarse con los jugos digestivos no ácidos del niño se crea un ambiente ideal para el crecimiento de las esporas de Clostridium botulinum, que producen toxinas. Las esporas del botulismo son de las pocas bacterias que sobreviven en la miel, pero se encuentran también ampliamente presentes en el medio ambiente. Aunque dichas esporas son inofensivas para los adultos, debido a su acidez estomacal, el sistema digestivo de los niños pequeños no se halla lo suficientemente desarrollado para destruirlas, por lo que las esporas pueden potencialmente causar botulismo infantil. Por esta razón se aconseja no alimentar con miel ni ningún otro endulzante a los niños menores de 18 meses, o hasta los 3 años de edad para mayor seguridad.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Miel
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Sin embargo.....
La miel, descontando la precaución mencionada, es no sólo un elemento de excelentes prestaciones terapéuticas, sino además, un completísimo alimento. Es asimilada por el organismo sin dejar desechos, y permite aprovechar sus carbohidratos, ácidos naturales, enzimas, vitaminas (principalmente del complejo B) y microelementos naturales.

Tiene muchas propiedades medicinales, y su uso está demostrado para varias enfermedades concretas. Se puede usar externamente debido a sus propiedades antimicrobianas y antisépticas. Así, la miel ayuda a cicatrizar y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales (las abejas añaden además una enzima llamada glucosa-oxidasa. cuando la miel es aplicada sobre las heridas esta enzima produce la liberación local de peróxido de hidrógeno, o sea, agua oxigenada). También es utilizada en cosmética (cremas, máscarillas de limpieza facial, tónicos, etcétera) debido a sus cualidades astringentes y suavizantes.

El azúcar común provoca deficiencia de azúcar hepática, generando el llamado Mal de Bright, desconocido cuando se consume miel de abejas. La miel tampoco genera caries, mientras que sí lo hace el azúcar.

Otras importantes cualidades de la miel son la de fortalecer las funciones sanguíneas, cerebrales, óseas y dentales, gracias a sus constituyentes de hierro, fósforo y calcio; curar o mitigar úlceras estomacales, insomnio, afecciones cardíacas, etc.; aumentar el contenido de hemoglobina sanguñinea y el vigor muscular. Este producto natural, es un alimento incomparable para los niños mayores de doce meses, adolescentes, adultos y ancianos, así como reconstituyente para los deportistas y personas que se sientan fatigadas.

La miel también se emplea en la medicina tradicional. Es un excelente conservante natural.

Debido a su contenido de azúcares simples, de asimilación rápida, la miel es altamente calórica (cerca de 3,4 kcal/g), por lo que es útil como fuente de energía.

La miel no se echa prácticamente a perder, es altamente perdurable, no caduca. Gracias a su alta concentración de azúcar, mata a las bacterias por lisis osmótica. Las levaduras aerotransportadas no pueden prosperar en la miel debido a la baja humedad que contiene. Los traslados de cuerpos humanos en la antigüedad se hacían sumergidos en miel; por ejemplo Alejandro Magno fue trasladado desde Babilonia hasta Alejandría en Egipto en el 323 a. C. y el de Agislao II, rey de Esparta desde Egipto hasta su ciudad natal en el 360 a. C., utilizándose miel para evitar la descomposición. El efecto preservante de la miel se debe a su baja concentración de agua y es idéntico al que permite la prolongada conservación de los dulces y de las frutas en almíbar donde el alto contenido en azúcar disminuye el contenido de agua.

Los componentes más usuales de la miel se muestran en la siguiente tabla:

componente rango contenido típico
agua 14 - 22 % 17%
fructosa 28 - 44 % 38%
glucosa 22 - 40 % 31%
sacarosa 0,2 - 7 % 1%
maltosa 2 - 16 % 7,5%
otros azúcares 0,1 - 8 % 5%
proteínas y aminoácidos 0,2 - 2 %
vitaminas, enzimas, hormonas
ácidos orgánicos y otros
0,5 - 1 %
minerales 0,5 - 1,5 %
cenizas 0,2 - 1,0 %
Si bien el contenido en minerales es muy pequeño; los más frecuentes son calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, zinc, fósforo y potasio. Están presentes también en la miel alrededor de la mitad de los aminoácidos existentes, ácidos orgánicos (ácido acético, ácido cítrico, entre otros) y vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E. La miel posee también una variedad considerable de antioxidantes (flavonoides y fenólicos).

Su contenido energético
Desde el punto de vista nutricional, por otro lado, 200 gramos de miel (unas dos cucharadas) representan unas 600 calorías, lo que equivale en valor nutritivo a 1 lt. de leche, 10 huevos, 350 gr. de carne de res, 100 gr. de queso ó 250 gr. de nueces. Todo esto, convierte a la miel en alimento energético por excelencia, además de sus innegables propiedades medicinales, antibióticas, antiinflamatorias, e incluso cosméticas.
También tiene la miel un poder endulzante en un 50% mayor que la mejor miel de caña; se incorpora además al torrente sanguíneo en 15 minutos, mientras que el azúcar tarda de 2 a 4 horas en ser metabolizado (esto se debe básicamente al mayor porcentaje de sacarosa del azúcar), y esto la convierte en fuente única e irremplazable para actividades de fuerza y deportivas. La miel contiene además 0% de grasas.
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